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Indio Desconocido

 

 Este interesante caso ha sido estudiado por cronistas como Oreste Plath, Mario Isidoro Moreno y Carlos Baeriswyl, entre otros. Al comenzar la fiebre por los yacimientos marmoleros de isla Diego de Almagro en el Estrecho de Magallanes, se envío a un grupo de trabajadores para la explotación de canteras en territorio ocupado por indios kawésqar o alacalufes. En mayo de 1929 y para evitar robos, la principal compañía dispuso allí a dos empleados: el ruso M. Kravient y el chilote David Leal. Pero a los pocos días fueron atacados con arma de fuego por los indígenas, dando muerte a Leal. Sólo Kravient logró alcanzar su propia arma a tiempo y con ella hirió a varios de los atacantes, consiguiendo escapar y esconderse hasta que la goleta de la compañía llegó el 5 de junio. Los trabajadores partieron al campamento atacado y encontraron el cadáver de un indio en posición sentada, vestido con ropas que había dejado abandonadas el ruso. El cuerpo había sido carcomido por aves de rapiña o carroñeras. El cadáver de Leal, en cambio, se encontraba cerca de la costa, medio sumergido en el agua y amarrado de pies y cabeza a una roca de mármol. Los dos muertos fueron sepultados en la isla, pero después se los exhumó para la investigación y fueron llevados a Punta Arenas. Tras los exámenes, fueron llevados hasta un terreno donado por el Cementerio Municipal y, como la nueva sepultura para ambos no tenía lápida, alguien le colocó una de mármol con la inscripción "Indio Desconocido", comenzando así el culto y la leyenda por el misterioso personaje. Tiempo después se instaló una estatua de bronce hecha por el artista Edmundo Casanova y un bloque de mármol para el pedestal de la obra donado por la Armada de Chile. En 1969, los restos, las decoraciones y las alhajas fueron trasladas enteras hasta otra tumba cercana, pero al no poder identificar a los cuerpos ni saber cuál de los esqueletos pertenecía realmente al kawésqar, las dos osamentas fueron alojadas juntas. El conjunto fue trasladado por última vez dentro del cementerio en 1984, hasta el actual sitio y con la misma estatua, cuyos pies son besados y sus manos tocadas por los devotos, como acto de fe para conseguir el cumplimiento de favores.

 

Fuente: Animitas chilenas

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