En estos últimos me-ses han vuelto a exponerse visiones y puntos de vista respecto a lo que deben ser las leyes de excepción para Magallanes. Se ha hablado de un estatuto especial que permita desarrollar actividades económicas y productivas que considere como eje primordial la mejora de condiciones laborales y la sustentabilidad ambiental de nuestra región. Se agradece que una nueva mirada de leyes de excepción no sólo sean incentivos tributarios al capital, y consideren en su esencia el desarrollo humano y el cuidado o preservación del medio ambiente. […]
En estos últimos me-ses han vuelto a exponerse visiones y puntos de vista respecto a lo que deben ser las leyes de excepción para Magallanes. Se ha hablado de un estatuto especial que permita desarrollar actividades económicas y productivas que considere como eje primordial la mejora de condiciones laborales y la sustentabilidad ambiental de nuestra región. Se agradece que una nueva mirada de leyes de excepción no sólo sean incentivos tributarios al capital, y consideren en su esencia el desarrollo humano y el cuidado o preservación del medio ambiente.
En esta época estival fueron muchos los comentarios respecto al aumento de visitas al Parque Nacional Torres del Paine, pues su reconocimiento como Octava Maravilla Natural del mundo, ha motivado y seguirá motivando la llegada de turistas. Sin embargo, poco se ha dicho o se ha realizado en pos de la sustentabilidad de sus ecosistemas, con estudios o elementos técnicos para tomar decisiones que no sólo corresponden a Conaf, sino que por ser uno de los motores de la economía regional, también es necesario considerar y convocar las opiniones de quienes desarrollan el turismo, y también de quienes buscan preservar el medio ambiente. He aquí entonces un desafiante ejercicio para convocar, consensuar, aunar visiones y acciones que permitan conciliar el desarrollo productivo que genera empleos, con el cuidado y preservación de ambientes naturales que son patrimonio de todos. Se requiere empatía y por sobre todo estudios en las diversas disciplinas ambientales y también sociales.
Es innegable que con el desarrollo surgen problemas o desafíos, pero más que aceptarlos hay que crear institucionalidad y consensos transversales, con instrumentos que permitan tomar buenas decisiones. Algunos ejemplos de problemas son los asociados a la cantidad de personas que caminan los senderos en temporada alta, el aumento de flujo vehicular en las rutas del parque, problemas sanitarios, etc. Urge realizar estudios de capacidad del parque, y de conocimiento de nuestro patrimonio natural. Hoy son pocos e insuficientes los inventarios naturales con buena base científica. Hay que seguir buscando mecanismos para que el conocimiento de áreas sin explorar aún, permita a futuro desarrollar otras áreas de la región, tan maravillosas como nuestro parque mundialmente conocido.
Veo entonces, que ante la no siempre eficiente distribución de recursos públicos y la permanente disputa de prioridades, una oportunidad de obtener recursos en la discusión de leyes de excepción. Al igual que otros lugares de bellezas naturales excepcionales (como Galpagos), no veo descabellado, ni menos absurdo generar una especie de impuesto a los turistas (que por unos cuantos dólares no dejarán de venir) que permita generar fondos para el cuidado del medio ambiente, el estudio y monitoreo de nuestra rica biodiversidad, desarrollando la educación ambiental en diversos niveles, que permita evaluar impactos de largo plazo en el medio ambiente, de modo de asegurar y mantener nuestra condición, valorada más afuera que en Chile, de laboratorio natural.
Lo que está sucediendo en el Paine es una alerta que no podemos dejar de considerar, pues hay otros lugares a los que estamos llegando como Caleta María, Lago Fagnano, Reserva Alacalufes, y otros tantos donde llegar, que se necesitan estudios profundos del medio ambiente y la biodiversidad, para que no tengamos que lamentar que especies como el canquen colorado también estén en riesgo de extinción. Tarea de todos.